LOS VEHÍCULOS ELÉCTRICOS OFRECEN UN 60% DE REDUCCIÓN EN CO2, ASÍ LO DEMUESTRA CAMBRIDGE.

El último estudio publicado desde el Departamento de Ingeniería de la Universidad de Cambridge, otorga a la mayor eficiencia energética de los automóviles eléctricos un gran potencial de reducción de las emisiones de CO2.
De esta manera, los vehículos eléctricos puros ganan notablemente a los de pila de combustible (FCEV) en un estudio que se ha elaborado desde una perspectiva a medio plazo para definir cuál de las dos tecnologías es mejor para electrificar la movilidad de manera viable y, sobre todo, eficiente
Según el Dr. Haugen, “los vehículos eléctricos de batería (BEV) y los vehículos eléctricos de pila de combustible (FCEV) son opciones bajas en carbono que reducen las emisiones del tubo de escape, pero difieren en eficiencia general, intensidad de carbono asociada y costo. A medida que nos acercamos poco a la fecha límite comprometida del Gobierno del Reino Unido para 2050, que requiere que el Reino Unido lleve todas sus emisiones de gases de efecto invernadero a cero netos para esta fecha, es necesario tomar una decisión sobre qué vía, totalmente eléctrica o de hidrógeno, dedicar recursos, financiación e investigación”.

La captura y almacenamiento de carbono mejora la intensidad de CO2 desde la fuente a la rueda (como se dice en el argot) para el hidrógeno producido a partir de la reforma de metano a vapor (27 gCO2/km con captura y almacenamiento de carbono y 140 gCO2/km sin FCEV ligeros). Los BEV que forman parte del segmento de «servicio ligero» tienen una intensidad de CO2 más baja (11 gCO2/km) utilizando electricidad de red descarbonizada y son un 65 % más eficientes que los FCEV de servicio ligero que utilizan energía de red.
En el estudio, se han puesto sobre la lupa las emisiones de gases de los vehículos eléctricos ligeros (automóviles) y pesados (camiones) tanto de baterías de alimentados por hidrógeno para determinar cuáles son sus repercusiones medioambientales, siendo estas dos tecnologías actualmente las que mejor rendimiento ofrecen en cuanto a sostenibilidad. Los eléctricos ya están ampliamente extendidos, mientras la tecnología de hidrógeno lucha por hacerse un hueco en Europa salvo por la oposición de gigantes como Volkswagen.
En un escenario de volumen de remolque maximizado, los vehículos eléctricos y pesados de celda de combustible tienen intensidades de carbono proyectadas similares a partir de una fuente de energía primaria de gas natural.
Pero en este caso, en los vehículos eléctricos pesados que usan sistemas de baterías convencionales o bien un sistema de carreteras eléctricas, pueden alcanzar un 55 % y 67% de reducción de carbono (gCO2 / m3 km) en comparación con los vehículos pesados de celdas de combustible, respectivamente.
En cifras concretas, el análisis establece en 11 g de CO₂ por km las emisiones de los vehículos eléctricos de baterías contra 27 g de CO₂ por km para los vehículos de pila de combustible de hidrógeno producido por reforma de vapor de metano con captura y almacenamiento de carbono.
Otra diferencia sustancial del estudio apunta a que los sistemas FCEV tienen una huella de carbono por kilómetro conducido entre dos y tres veces superior a los BEV requidiendo además hasta tres veces más de energías renovables para recorrer la misma distancia.
El estudio ha tenido en cuenta la eficiencia de la vía energética del hidrógeno y los vehículos eléctricos, la eficiencia energética del gas natural y de la red.
En este sentido el equipo concluye que el hidrógeno tiene dos retos por cumplir: requiere una tecnología que aún está lejos de despegar comercialmente y requiere de un suministro de energía renovable superior. Incluso superando estas barreras el hidrógeno tiene mayores emisiones de CO₂ de la fuente a la rueda y es un 60% menos eficiente que un vehículo eléctrico de baterías equivalente.
Redacción: Jineth Alejandra Sanjuán Rincón